Analizamos los diferentes tipos de zapatillas de ciclismo

Las zapatillas son una parte fundamental de nuestro equipamiento cuando salimos a rodar. Analizamos los diferentes tipos y sus inconvenientes y ventajas para elegir la ideal.

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Podemos empezar este articulo mencionando la importancia que tienen las zapatillas, que son el nexo de unión de nuestro cuerpo (pie) a la unión con el pedal, teniendo en cuenta que el pedal es uno de los puntos de más apoyo en la bicicleta (además del sillín y el manillar), siendo además este punto donde se transmite la aplicación de fuerzas a la pedalada.

Partiendo de esta premisa, ya podemos intuir que la correcta elección de la zapatilla y la colocación del anclaje (cala) al pedal van a ser un elemento importantísimo tanto en el confort del pedaleo como en la correcta transmisión de la fuerza y, en definitiva, la eficiencia en el pedaleo.

A la hora de elegir una zapatilla para pedalear tenemos que tener en cuenta varias premisas, la primera y más importante, el uso que le vamos a dar: más profesional o más cicloturistas. Para ello vamos a analizar las partes de una zapatilla y en qué tenemos que fijarnos para acertar a la hora de elegir una u otra.

Suela

La suela es una parte esencial de la zapatilla; nos dará la rigidez que necesitamos para que cuando apretamos a los pedales no se “pierdan” fuerzas deformando la suela, todo lo contrario que buscamos muchas veces en unas buenas zapatillas de running en las que buscamos amortiguación.

Los materiales de las suelas de las zapatillas suelen ser de composite (plástico) o de carbono. La rigidez y el peso suelen ir acorde con el precio y el rendimiento: cuanto más ligeras y más rígidas, más caras y mejor rendimiento. Por otro lado, tenemos que tener en cuenta que la rigidez algunas veces implica menos comodidad, incluso se te pueden quedar “dormidos” o doloridos los pies, sobre todo en tiradas largas o cuando hace mucho calor. Aquí de nuevo el tipo de ciclismo que practiques hará que te decantes por una u otro tipo de suela.

Algunas suelas tienen perforaciones para facilitar el paso de aire y que el pie esté “ventilado”, en el caso del invierno esto es contraproducente, por eso muchos ciclistas ya tienen zapatillas de verano muy perforadas y de invierno muy aisladas.

Cierres.

Teniendo en cuenta lo que hemos mencionado al principio que la unión del pie con el pedal hace que el sistema favorezca la transmisión de fuerzas, cuanto menos se mueva el pie dentro del pedal mejor será para evitar esta pérdida de fuerza. El movimiento del pie dentro del pedal hay que evitarlo al máximo y para ello un buen cierre será imprescindible. Tenemos 3 tipos de cierres: los cordones, los velcros, los micrométricos y los de ruleta (tipo BOA). Todos ellos son fiables, pero los micrométricos y los de ruleta te permitirán ajustar más la zapatilla y podrás regularlo incluso durante el pedaleo. Los de cordones se han vuelto a poner de moda y son “vintage” y los de velcros son rápidos de apretar, pero tienen menos tensión y van perdiendo “fuerza” con el tiempo. A veces hay una buena combinación que es micrométrico o ruleta en la parte del empeine (donde se necesita mayor ajuste y sujeción) y de velcro en la parte anterior (delantera) del pie.

Hormas

Es muy importante en la elección de la zapatilla fijarte en la horma, que se equilibre con tu ancho del pie. Teniendo en cuenta que la suela es nada deformable (carbono o composite) y los cierres están diseñados para que la zapatilla se ajuste al pie, todo debe ir muy apretado para el correcto funcionamiento del pedaleo. Pero si la zapatilla tiene una horma más pequeña que la del pie es seguro que dará problemas: adormecimiento, parestesias, dolor, quemazón. Sobre todo en época de calor cuando el pie dilata. Para esto hay algunas marcas de zapatillas que tienen anchos especiales. En el lado opuesto, si tienes el pie muy fino y te compras una zapatilla de horma ancha, aunque aprietes mucho los cierres no conseguirás un ajuste ideal y el material de la zapatilla formará arrugas que serán incomodas para el ajuste del pie dentro del pedal.

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Invierno-verano

Como en la bicicleta se soportan los extremos, tanto del frío como del calor, hay zapatillas más orientadas al frío y otras al calor.

Las zapatillas para el frío suelen ser botas, con materiales impermeables, más gruesas en material para evitar el paso del frío y del agua y con una protección en los cierres para que no entre ni frío ni agua. Es importante tener unas zapatillas de invierno si sobre todo haces ciclismo de montaña y vas a atravesar ríos, charcos, etc. O en el ciclismo de carretera si eres de los valientes que sale a montar con lluvia. Estas zapatillas son más pesadas y algo menos cómodas por lo general.

Las zapatillas de verano buscan lo contario: material muy poroso, muy ventilado, incluso como hemos comentado antes con perforaciones en la suela, todo ello para disipar lo más posible el calor y evitar que el pie se hinche y sufrir adormecimientos o sensación de “quemazón”.

BTT-Ruta

Teniendo en cuenta las consideraciones anteriores que servirían para ambas modalidades, tenemos que tener en cuenta que las zapatillas de BTT y de ruta se diferencian principalmente en dos cosas:

-La suela. Las zapatillas de ruta como hemos dicho son muy rígidas y normalmente planas, algunas llevan un pequeño tacón para apoyar al andar, pero como las “calas” son externas son bastante incómodas para andar, además de que se suelen estropear por lo que hay que evitar en lo posible andar con ellas.  Las zapatillas de BTT protegen la cala con una suela llena de tacos de goma, lo que va a facilitar el poder caminar. La suela en sí también es rígida (incluso las de alta gama suelen ser de carbono), pero les “pegan” estos tacos para facilitar el caminar y evitar en lo posible que la suela se dañe.

-Los materiales de las zapatillas de ruta suele ser más ligeros, más transpirables y más delicados; por el contrario, las de montaña están hechas con materiales más resistentes para protegerlas del continuo “roce” con piedras, ramas, etc.

Por último, citar que las zapatillas de ciclismo están diseñadas para llevar unas calas que es con lo que se fijan al pedal automático. Tienen unos orificios roscados donde se colocan las calas, existen diferentes tipos de calas según el pedal utilizado, pero todas llevan las fijaciones en el mismo lugar para que cualquier tipo de cala se pueda instalar.

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