Sonia Collado y la bicicleta como su gran apoyo

Me llamo Sonia, aunque algunos me conocen como Black. Tengo 42 años, y mi primer contacto con el ciclismo fue un poco por casualidad, hace 11 años. Siempre he hecho todo tipo de deportes, pero por estudios y trabajo llevaba un tiempo parada y con unos kilos de más. Así que probé con el boxeo, pero no me acabó de encajar. Mi pareja me propuso mirar bicis de montaña, pero quedé espantada con los precios. Finalmente, hice un esfuerzo y compré mi primera mountain bike, una KTM, por poco más de 600 euros. En mi primer paseo por el río de Valencia, sin saber cambiar de marchas, con chándal y sin casco, supe que aquello iría a más. En apenas unos seis meses hice mi primera marcha, a la que le siguieron las del Circuito Serranía de aquel año 2012. Probé también el enduro y acabé comprando una Spicy. Las cortas tardes de invierno no permitían salir a rodar sola, y probé a calzarme unas zapatillas de running. Poco me duró, porque enseguida lo combiné con la bici y la natación y de ahí salió mi primer triatlón. Pero el asfalto no es lo mío y cambié las zapatillas de running por las de trail. Pero tampoco… disfruto más dando pedales. Todo esto en tan solo dos años. En octubre de 2013 me casé y en noviembre me quedé embarazada. No me bajé de la bici hasta el día antes de dar a luz, pero por circunstancias tardé casi 2 años en volver a salir con normalidad. El poco tiempo y la falta de forma física eran la pescadilla que se mordía la cola: como no salía, iba fatal, y como iba fatal, no salía. Poco a poco fui cogiendo forma y por fin volvía a disfrutar.

En mayo de 2017, llegó un momento horrible en mi vida que casi me hace abandonar la bici e incluso a mí misma. Me quedé sola con el peque de dos años y medio. La historia dio un giro de 360 grados y la bici se convirtió en mi refugio. Busqué un entrenador y volví a las marchas, pero al poco me vi envuelta en carreras UCI y por etapas. Y ese año hice mi debut en open XCM.

Para mí, el ciclismo ha pasado de ser mi refugio, a mi forma de vida y mi pasión. Algunas personas dicen que es obsesión, pero yo no lo creo. Jeje… Destaco la libertad que me da, los lugares que he visitado, la conexión conmigo misma y con la montaña, que me  reconfortan y me dan vidilla. Mi bici es mi terapia para los malos momentos, encontrarme mal anímicamente y salir a dar pedales es mi mejor medicina. La amistad e incluso el amor que he podido encontrar también gracias a este deporte.

Actualmente no compito en bici, ya que requiere mucho tiempo para los entrenamientos y las carreras, pero sí lo hago en Trail y lo comparto con mi hijo que está empezando. El proyecto Women In Bike es mi conexión con el ciclismo. Salir con las chicas se ha convertido en una necesidad, al menos una vez a la semana es vital para desconectar de la rutina. Hablamos de nuestras inquietudes ciclistas o de la vida, nos enseñamos entre nosotras y compartimos mucho más que la pasión por la bici. Me gusta que se animen a salir por primera vez o salir de su zona de confort las que llevan un poco más de tiempo, que prueben hacer marchas o carreras, que disfrutemos juntas de cada momento. Me encanta poder enseñar a las que se inician y ver cómo se van quitando miedos, aprender yo misma de otras chicas. Aunque no soy muy fan de la carretera, también salgo a veces, solo por el hecho de compartir con buenas amigas, esos piques sanos en las subidas, esos días de salir a soltar... Siempre hay algo que aprender, y compartir es vivir.

Sonia Collado