Malule Mendoza y la bicicleta como forma de vida

Mi primera bici fue una bicicleta rosa ganada en un concurso escolar organizado por la DGT sobre educación vial. Lo ganamos toda la clase ya que realizamos un periódico sobre educación vial y el premio fue una bicicleta para cada uno de los que participamos en la realización de dicho periódico. Recuerdo de eso dos días importantes: el primero fue que tuvimos que ir a recoger el premio a la dirección provincial de Badajoz y fue bonito. El segundo día bonito fue el día que nos permitieron llevar las bicis para enseñárselas a los compañeros y fuimos todos con ellas al colegio.

Mi vida ha estado ligada a la bici en mayor o menor medida siempre. En mi casa, siempre he visto a mis hermanos limpiando rodamientos y cadenas. Yo siempre he usado la bici como medio de trans-porte en Badajoz para ir a los entrenamientos de baloncesto e incluso para ir a hacer la compra o trabajar. 

Estando en el instituto, uno de mis hermanos junto a la Asociación Española contra el Cáncer organizó una ruta en bici que duró cinco días. La ruta de la trashumancia por la Cañada Real Leonesa desde Badajoz hasta Puerto del Pico en Ávila. Fui la única chica que la terminó entera con 13 años de las dos chicas que nos apuntamos. 

Mis veranos en la Sierra de Gredos han estado siempre, desde bien pequeña, ligados a la bici. Era la forma de tener libertad para moverte e ir al pueblo a comprar el pan por la mañana.

Desde entonces, la bici en casa se ha usado mucho, sobre todo en vacaciones. Tenemos una auto-caravana y nuestra manera de desplazarnos cuando salimos para conocer ciudades o pueblecitos es la bici, vamos los cuatros miembros siempre en ella. Cuando eran pequeños los llevaba en el remolque de la bici. De hecho, en el pueblo me miraban raro porque no habían visto nada parecido hasta entonces). 

Con la llegada de la pandemia lo hemos empezado a usar más. Sobre todo, porque nos permitía salir de casa a hacer algo de deporte y desconectar. Desde octubre del año pasado empecé a entrenar algo más seriamente porque nos inscribimos en una prueba de fondo que se celebró en mayo. En noviembre mi marido me regaló mi primera bici-cleta de carretera después de probar la suya.

Y llegó el trabajo de investigación que me permitió conocer el proyecto Women In Bike, buscando gente con la que salir ya que yo siempre salía a rodar sola. Estuve esperando hasta marzo para poder realizar el curso de líder y en cuanto lo tuve, me puse a organizar quedadas para intentar tener gente con la que salir. 

En noviembre comencé el curso de director deportivo I. Soy maestra de Educación física y ya tengo incluido en mi programación el ciclismo. Los niños están entusiasmados con cada salida y estoy trabajando para llevarlos próximamente a los judex.

Debo reconocer que es tal el vicio que tengo de bici que cuando no salgo no me siento bien. La bici me ha abierto un nuevo mundo. Me ha abierto los ojos para comprender que debo buscar tiempo para mí y solo para mí. Siempre he sido muy deportista, pero desde hace 20 años no hice mucho entre la maternidad y las oposiciones al cuerpo de maestros. Y por fin, he retomado lo que tanto bien me hace para el cuerpo y más aún, para la cabeza. Me ha aportado nuevas amistades (mu-chas y buenas), me ha permitido conocer a mucha gente del mundillo y vivir experiencias muy boni-tas en cada competición a la que me apunto o salida. 

Malule Mendoza