El momento de la competición

El día de la competición es casi con toda seguridad el más importante que las ciclistas tienen que afrontar. El momento en el que demostrar cuánto se ha trabajado y cuánto vales como deportista. No es fácil, pues esa tesitura hace que en muchas ocasiones las ciclistas estén más nerviosas de lo deseable y, obviamente, alcancen un estado emocional que no es el más adecuado para gestionar la competición, en la que además de un rendimiento físico muy elevado hay que ser capaz de tomar decisiones estratégicas y tácticas en el momento adecuado. Para que esto no ocurra es fundamental que cada corredora establezca su propio protocolo: una especie de rutina tanto física como mental que le dé seguridad, confianza y no de pie a la improvisación en el momento de los preparativos de la competición.

Aunque no hay una fórmula mágica que sirva para todas, es cierto que se pueden establecer algunos puntos claves que, de manera general, pueden recomendarse a la mayoría de chicas.

La cena del día anterior

Podemos decir que la liturgia previa a la competición comienza en la cena del día anterior, cuando ya todos tus pensamientos se centran en cómo irá todo en la mañana siguiente. Para ese momento es recomendable tomar una cena agradable. Esto es tomar los alimentos que, sin ser perjudiciales para el rendimiento, más te gusten. Mejor si puedes realizar esa cena acompañada, ya que la conversación te ayudará a distraerte y no pensar exclusivamente en la competición.

El ritual del desayuno

Lo ideal será tomar los alimentos talismán, esos que tienes identificados como aquellos que mejor te sientan para tu rendimiento y disfrutarlos tranquilamente. A menudo, una competición que sale mal comienza por un desayuno lleno de nervios y prisas. Intenta desayunar con tiempo de sobra y con tranquilidad. Evadirte de la carrera puede ayudarte: leer la prensa o hablar con un compañero puede ser también una buena forma de eliminar tensión.

El desplazamiento

Quizá sea el momento en el que se activa el "chip" de competición. Camino del lugar de salida puedes comenzar a repasar mentalmente las cosas que debes preparar cuando llegues a la zona de la carrera, hacer tu lista con lo que te queda pendiente por hacer, repasar la presión de los neumáticos, colocar bien las bridas del dorsal, limpiar las gafas, aplicarte crema calentadora, ir al baño, etc.

Cómo calentar

La adaptación fisiológica al esfuerzo es crucial, esa es la función del calentamiento. Lo más adecuado es hacerlo en rodillo, en un entorno controlado y donde además de no tener que desplazarnos podemos gestionar perfectamente la intensidad. El tiempo dedicado a calentar será probablemente el más propicio para visualizar el momento de la competición o el recorrido, si lo conocemos. Consiste en repasar mentalmente cómo quieres actuar, qué trazadas vas a tomar, en qué posiciones del pelotón has planificado estar, etc. Escuchar música puede ser una buena alternativa para aislarte del entorno y hacer este ejercicio mental.

Equipamiento a bordo

Antes de la salida es imprescindible que dediques cinco minutos a comprobar que todo está correctamente: la presión de aire en los neumáticos, la transmisión de nuestra bici y los cambios de velocidades ajustados, las gafas limpias, el GPS en marcha, los sensores como el medidor de frecuencia cardíaca o potencia sincronizados, las barritas o geles en los bolsillos del maillot, etc. Nada de esto puede haberse descuidado ni nada de esto te puede producir ansiedad o incertidumbre en carrera. Este será el último paso para salir a correr con plena confianza y no gastar más energías de las necesarias para demostrar todo lo que vales.