Marisa Morales y su 'nueva' vida sobre ruedas

Esta gaditana, líder Women in Bike y gran amante de la bicicleta, nos narra su historia ciclista; una historia repleta de superación y pasión por el ciclismo.

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Me llamo Marisa y soy una mujer de 42 años que vive en un pueblo de Cádiz (Puerto Real). Como la mayoría de la gente, aprendí a montar en bici de pequeña, pero pasada esa etapa ya no la volví a coger más hasta hace pocos años.  Nunca he tenido hábitos deportivos, solo hacía ejercicio en las clases de educación física del cole e instituto.

Después de terminar mis estudios, me puse a trabajar, me casé y tuve un hijo, lo típico. Al poco tiempo tuve que dejar el trabajo por un problema de salud y entre eso y el embarazo empecé a engordar. Llegué a pesar 85 kg., que para mis 1,60 metros de estatura era demasiado. En ese momento no tenía apenas círculos de amistades; los fui perdiendo con el paso de los años y las circunstancias, y sólo me relacionaba con las madres de otros niños.

Un día me percaté de que me costaba mucho moverme y hacer cosas cotidianas como subir escaleras, etc. Sólo tenía 30 años por aquel entonces y decidí hacer una serie de cambios en mi vida para mejorarla y no comenzar a tener limitaciones siendo tan joven.

Me apunté al gimnasio, al principio con mis padres para animarme, y después hice amistades allí. Cambié mis hábitos alimenticios, sin dieta estricta: solo dejé de picar entre horas y empecé a comer más saludable. Con el paso del tiempo cada vez me sentía más ágil y fuerte. En dos años perdí más de 20 kg.

Pero un día cerraron el gimnasio, así que se me ocurrió hacer deporte usando la bici. Tenía una bicicleta de MTB muy básica con la que daba paseos con mi marido y mi hijo de vez en cuando y me enteré de que había un pequeño grupo de chicas que salían en bici en mi pueblo y quise probar.

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Al poco tiempo, me di cuenta de que mi bici no era la más adecuada para hacer las rutas que ellas hacían: pesaba mucho y necesitaba más práctica para seguir su ritmo. El spinning del gimnasio no tiene nada que ver con hacer rutas por carriles. Tuvieron paciencia conmigo, me esperaban y me animaban a seguir saliendo, pero yo me sentía un lastre, así que hablé con ellas y les dije que iba a buscar a otras mujeres que quisieran empezar a coger la bici desde cero y hacer otro tipo de salidas.

Encontré a unas cuantas que querían, preguntando en la puerta del cole y al principio éramos 3, pero al poco tiempo llegamos a formar un grupito de 9 o 10. Salíamos por las mañanas, hacíamos rutas de una hora y luego fuimos aumentando el tiempo. Cada vez lo pasábamos mejor; parábamos para sacarnos fotos, picábamos algo, charlábamos de nuestras cosas y a la vez hacíamos ejercicio.

Yo me di cuenta de que este mundo me atraía mucho y un día me hablaron de una ruta cicloturista muy interesante que organizaban contra la violencia de género, así que quise probar. Fue la primera vez que participé en algo así con la bici que tenía y me costó horrores terminarla a pesar de no tener mucha dificultad, pero lo que vino después fue muy gratificante. Ofrecieron una comida, se hicieron sorteos, había un ambiente estupendo y tuve la oportunidad de conocer a otras mujeres que venían de provincias cercanas, así que amplié mis amistades ciclistas.

Después de eso cambié de bici. Me compré ropa de bici más adecuada y fui agregando por Facebook a chicas de muchos sitios; me di cuenta de que había muchos grupos de ciclismo femenino en mi provincia y en otras. Entonces formé un grupo de Facebook llamado "Chicas en Bici Cádiz" para toda la que quisiera ponerse en contacto y compartir información de rutas y eventos.

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En ese momento es cuando vi que había un grupo que era para todas las chicas de España, "Mujeres En bici", y entonces tuve la suerte de conocer a Erkuden. Todo esto fue lo me hizo querer ampliar mi zona habitual de rutas; metía mi bici en el coche o me iba en tren a otros sitios a hacer salidas con chicas que iba conociendo.

Con el tiempo, el grupo que formamos de madres del cole se fue disolviendo por circunstancias varias. Me di cuenta de que no teníamos las mismas expectativas ni objetivos. Yo seguía conociendo cada vez a más mujeres ciclistas dentro y fuera de mi pueblo y se me ocurrió formar un grupo para las chicas que vivíamos en municipios cercanos. Lo llamamos "Cicloguerreras" y actualmente somos más de 60 mujeres las que lo formamos. Tenemos un maillot en común y nuestro logo identificativo.

Cuando llevaba un tiempo con este grupo, Erkuden me contactó para proponerme formar parte del proyecto "Women In Bike" de la Real Federación Española de Ciclismo. Yo tenía mis dudas, pero consulté con mis compañeras y ellas me animaron porque me veían capaz de hacerlo, ya que siempre quería reunir a chicas para pedalear, así que finalmente lo acepté y me lo tomé como un reto personal.

Desde que empecé con el proyecto he podido ver cómo se está creando una red de mujeres ciclistas muy bonita aquí en la bahía de Cádiz y algunos municipios más alejados como Chiclana, Conil, El Palmar, Jerez, etc. Y esto ha sido posible en gran parte por la difusión en las redes sociales de este movimiento. Cuando les explico a las chicas que contactan conmigo en qué consiste el proyecto les sorprende que exista algo así para las mujeres a nivel nacional y la mayoría hace lo posible para empezar a venir a nuestras quedadas porque les hace ilusión formar parte de ello.

Hace casi 2 años la Federación grabó uno de los primeros videos del proyecto en Puerto Real, en un parque natural muy bonito. Participaron más de 40 mujeres y su difusión ayudó mucho a dar a conocer el proyecto en nuestra provincia y que muchas mujeres se animaran a probar.

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Las salidas en bici con mi grupo y el proyecto "Women in Bike" me han dado la oportunidad de conocer todo tipo de historias y circunstancias de la vida de muchas mujeres, desde solteras independientes, separadas con y sin hijos, viudas, etc. Incluso historias que han ido pasando a medida que íbamos rodando juntas. La franja de edad es muy variada y va desde los 18 hasta los 62 años. Estoy aprendiendo muchas cosas y he tomado conciencia de la importancia de tener tiempo para mí, hacer deporte con gente sana que busca desconectar a través del ejercicio y unirnos unas mujeres con otras, sin rivalidad ni celos, sino todo lo contrario: apoyarnos entre todas.

A finales del año pasado contactó conmigo el presidente de un club ciclista  y me ofreció formarme y ayudar en una escuela para féminas que quería crear. También iba a tener la oportunidad de participar en algunos eventos deportivos representando al club. Ellos consideran que la colaboración de una líder del proyecto "Women in Bike" contribuye a fomentar el papel de la mujer en el ciclismo y para mí esto supone un orgullo y una satisfacción muy grande.

Todas las chicas del grupo estamos deseando de volver a reunirnos en nuestras quedadas en cuanto nos lo permitan. Hemos mantenido el contacto por nuestro grupo de WhatsApp y por videollamada, compartiendo algunas experiencias durante el confinamiento que nos han hecho seguir manteniendo la ilusión de retomar nuestras salidas.

Me siento muy agradecida y feliz por todo lo que he conseguido hasta ahora gracias a la bici. Me estoy planteando retomar los estudios para formarme como monitora y quizás volver a trabajar haciendo algo relacionado con el ciclismo.

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Con el proyecto "Women in Bike" he podido conocer a muchas mujeres de todo el territorio español con las que he compartido dos convivencias estupendas en Madrid.  También he recibido diversas formaciones por parte de la Federación que me han ayudado a desarrollar mejor mi papel de líder.

Por último, animo a todas las mujeres que les guste la bici a buscar grupos en su zona o se pongan en contacto con el proyecto porque practicar éste deporte en compañía solo aporta cosas maravillosas.

Autora: Marisa Morales

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